Concierto para tambores parcialmente silenciados con fieltro que tiene lugar desde los balcones de uno o varios edificios y que supone la intervención en el espacio de la vía pública y en el paisaje sonoro del lugar con el fin de alcanzar una atmósfera de quietud tal que permita escuchar con nitidez el rumor sordo del batir de los tambores.

En TAMBORES DE SILENCIO, un numeroso grupo de instrumentos de percusión de por sí muy sonoros es objeto de un silenciamiento parcial pero muy importante que reduce radicalmente su sonoridad y transforma dramáticamente su timbre, pues todos ellos, bombos, graves, medios, cajas y agudos, son silenciados con varias capas de fieltro industrial sobre sus parches.

De nuevo se convoca al silencio, se intenta crear una situación acústica única que no pase desapercibida y que es en sí misma un fin y también una necesidad cuando se pretende escuchar con claridad a los sorprendentes Tambores de silencio, instrumentos preparados que hacen posible la conciliación de la contundencia con la sutilidad y de lo estruendoso con lo silencioso.
Las baquetas se mueven pero al principio nada se oye. De pronto empezamos a detectar el sordo redoblar de los tambores que se superpone al ambiente con gran discreción, como si formara parte del silencio. La pieza evoluciona buscando recorrer el amplio abanico de matices que va desde lo inaudible a la contundencia casi amenazante de un una multitud de tambores que sonara muy lejos, tras las montañas, pero que están ante nuestros ojos.